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sábado, junio 19, 2010

El imán brasileño

Las viñas chilenas aceleran sus planes en Brasil, mercado que promete altas tasas de crecimiento del consumo en los próximos años. Pero los argentinos están en la carrera.

La Meca está en Brasil. Al menos esa es la visión de los directivos de las viñas chilenas, que vienen acelerando la peregrinación a ese mercado en los últimos años. La razón de la marcha hacia Brasil es simple: una clase media urbana emergente y fortalecida por los años de crecimiento económico está acercándose a productos que antes le estaban vedados, entre ellos el vino.

Esa tendencia hizo que, según la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV), mientras el consumo mundial de vino cayó 2,8% el año pasado con respecto a 2008, las ventas en Brasil saltaron 6,5%. Con ese ritmo de crecimiento, distintas estimaciones indican que el mercado brasileño desplazará en 2011 al argentino y se convertirá en el principal de América Latina.

La buena nueva es que sin producción suficiente de las viñas brasileñas para satisfacer el incremento de la demanda, las importaciones de vinos continuarán en alza. Ya entre 2002 y 2008 las importaciones se triplicaron en Brasil. Y ese ritmo podría acelerarse si el todavía bajo consumo per capita de sólo 1,8 litro por año −el de Chile es de 14 litros− continúa su carrera ascendente. El trago está servido, entonces. “Brasil es un mercado estratégico para la industria chilena”, dice René Merino, presidente de Vinos de Chile. “Estamos en proceso de terminar una definición estratégica para la industria chilena del vino en el largo plazo, hacia el 2020, y uno de los países que están dentro de nuestro plan es Brasil, junto a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y algunos mercados de Asia (Corea, Japón y Shanghai)”.

A diferencia de lo que sucedió en Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda y otros mercados, hasta ahora Vinos de Chile no había definido en Brasil un esfuerzo colectivo para promover al país como principal proveedor de vino. “Eso va a modificarse a partir del próximo año y, desde entonces, habrá un cambio evidente de la industria vitivinícola chilena en Brasil”, dice Merino. El potencial es enorme. Solo con iniciativas por empresa, el año pasado las viñas chilenas exportaron a Brasil 22,5 millones de litros, casi el triple que en 2003.

La promesa brasileña seduce tanto que a fines de 2008 Concha y Toro abrió oficinas propias en Sao Paulo, desde las que distribuye los productos de la firma en Chile y de Trivento, la empresa que tienen en Argentina. “El principal trabajo es la creación de marca en el mercado brasileño, y poder estar más cerca de los canales de distribución a público, además de tener un adecuado pulso del mercado”, dice Francisco Torres, gerente de Brasil de Viña Concha y Toro. “Queremos aumentar el trabajo y la profundidad de la distribución; estamos seguros de que creando el valor de la marca, podremos estar en un buen pie cuando el mercado brasileño aumente su consumo”. La viña liderada por la familia Guilisasti viene realizando eventos y degustaciones en Brasil con sus consumidores para acercarles la experiencia de vinos como Casillero del Diablo o Don Melchor, que ya son marcas reconocidas en ese mercado. Además, está previsto que los enólogos de la viña viajen más seguido a Brasil para presentar sus vinos.

Esas iniciativas procurarán apuntalar la penetración de Concha y Toro en Brasil. Si bien la transición a distribución propia tuvo un impacto en el primer semestre de 2009, con 700.000 cajas distribuidas durante el año pasado, el mercado brasileño se transformó en uno de los principales para Concha y Toro. La viña destinó hacia ese país una de cada cuatro cajas exportadas a América Latina durante el año pasado.

Vinos Premium. El mercado brasileño no atrae sólo a las grandes firmas vitivinícolas que apuestan a un mayor volumen, sino también a las enfocadas en vinos de alta gama. Viña Santa Rita, la tercera compañía exportadora detrás de Concha y Toro y San Pedro-Tarapacá, tiene como objetivo embarcar 35.000 cajas este año a Brasil. Ese mercado ya se transformó en el segundo más importante de Sudamérica −detrás de Colombia− en términos de volumen y facturación para la viña del Grupo Claro. “El gran atractivo del mercado brasileño es que el crecimiento se está dando en varios niveles de precios, lo que lo hace muy interesante para Santa Rita: se están abriendo oportunidades en todas nuestras gamas, y a nosotros nos interesa desarrollar las gamas superiores”, dice Javier Calvo, gerente de exportaciones de América Latina y Canadá de Viña Santa Rita.

El vino se aprecia cada vez más en Brasil como un producto aspiracional, y hay una apertura a consumir vinos de mayor valor. Eso, sumado a los altos estándares de desarrollo gastronómico, está convirtiendo al mercado brasileño en un destino para vinos de alta gama. Pero, junto con los atractivos, también hay barreras a sortear. “Los distribuidores están marcando los vinos importados con un 45 por ciento en Brasil, lo que encarece mucho el precio de venta”, dice Daniel López Rocca, director del sitio especializado Argentinewines.com, en Buenos Aires. “Además, hay trabas burocráticas: para ingresar una etiqueta nueva al mercado brasileño hay que autorizarla y ese trámite demora, como mínimo, seis meses por vino”.

La ventaja para las viñas chilenas es que sufren menos trabas que las argentinas. Como represalia a restricciones adoptadas por el gobierno de Cristina Fernández, en octubre pasado Brasil impuso que todas las mercaderías provenientes de Argentina −entre ellas, el vino− que se importen al amparo de las ventajas de “zonas de libre comercio” pueden ser sujetas de la aplicación de licencias no automáticas. La discrecionalidad para restringir la entrada del vino argentino contrasta con lo que sucede con los chilenos. Pese a no ser socio del Mercosur, Chile puede ingresar sus vinos al mercado brasileño mediante licencias automáticas. Y, por un acuerdo de cooperación económica firmado hace algunos años, a partir de 2011, los vinos chilenos ingresarán a Brasil con arancel cero.

Son ventajas clave en la inevitable puja entre viñas chilenas y argentinas por el mercado brasileño que se agudizará en el mediano plazo. “Hay espacio para todos, pero vamos a competir con las viñas argentinas por el mercado brasileño, como lo hacemos en el mundo entero”, dice Merino, de Vinos de Chile. En todo caso, los acuerdos arancelarios ayudarán a compensar algunas ventajas de los argentinos. Además de la mayor cercanía, las viñas argentinas podrían beneficiarse del tipo de vino que exportan. “El malbec es una variedad muy buena de entrada, a diferencia del cabernet sauvignon chileno que requiere que el consumidor esté un poco más acostumbrado al vino debido a que es una variedad más dura”, dice Calvo, de Viña Santa Rita.

En medio de la incipiente disputa por el mercado brasileño, tanto las viñas chilenas como las argentinas han ganado espacio a expensas de las italianas, las que lideraban las exportaciones a Brasil en la década del 90. Según la União Brasileira de Vitivinicultura (Uvibra), el 40,2% de los vinos importados en Brasil durante 2009 correspondió a las viñas chilenas, mientras que las argentinas se llevaron el 24,9%. Las viñas italianas, en tanto, se quedaron con el 15%. “El estancamiento de las viñas de Italia comenzó con la entrada del euro, lo que encareció el vino importado desde ese país”, dice Adão Morellatto, consultor internacional de vinos, en Sao Paulo. “Un vino italiano de la misma calidad que uno chileno o argentino es un 50% más caro”.

Brasil se convierte en un imán cada vez más poderoso para el vino chileno. Y los efectos del terremoto no amenazan con quebrar ese potencial. Si bien las viñas chilenas perdieron 125 millones de litros de vino de un stock de 1.000 millones, con la actual vendimia, que entregará otros 800 millones de litros, hay oferta suficiente para atender una demanda que, entre mercado interno y exportaciones, alcanza a 900 millones de litros. El mercado brasileño promete contar con una porción creciente de esa demanda. Aunque lejos de los niveles de consumo de la cerveza y la cachaça, el vino se está convirtiendo en una bebida de moda en el segmento de altos ingresos en Brasil. La copa está en la mesa, y las viñas chilenas están listas para servir el vino.

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1 comentario:

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.