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jueves, enero 14, 2010

No es Frei 2010. Es Marco 2014


El tibio anuncio que realizó Enríquez-Ominami de su voto por Frei muestra su mayor preocupación por los efectos de esta decisión en la campaña presidencial de diciembre de 2013, que en el resultado de la segunda vuelta del domingo 17 de enero. Al comunicar su voto aludiendo al 29% que el candidato oficialista obtuvo en primera vuelta, ME-O recordó lo difícil que resultaría para la Concertación alcanzar su quinta victoria presidencial consecutiva.

Después de fustigar a la derecha por su responsabilidad en la dictadura, ME-O comunicó su apoyo al candidato de "este pueblo", definiendo su domicilio ideológico en la izquierda y convirtiendo, de paso, al candidato de la Concertación en un innombrable para demostrar la distancia que lo separa de Frei y de las elites de los partidos de gobierno. Inicialmente, ME-O quiso ser el candidato de la Concertación. Pero no pudo competir en primarias, porque los jerarcas partidistas cambiaron las reglas para asegurar una victoria de su actual abanderado. Si bien se mostró abiertamente contra la derecha, Enríquez dejó en claro que no votaba ni por Frei ni por los timoneles de la coalición que recibieron las silbatinas de sus propias huestes días después de la primera vuelta. Por el contrario, sí buscó identificarse con los simpatizantes de la Concertación, que, entusiasmados o resignados, apoyan a su candidato. El diputado pensaba en ellos y en cómo votarán en 2014, elección en la que, según dejó claro en su discurso, aspira a competir.

Enríquez-Ominami respaldó a Frei de la forma menos entusiasta posible: no quiere facilitar una eventual victoria de ese candidato, sólo busca desligarse de la acusación de ser el padre de la derrota. Si Frei gana, ME-O podrá reclamar parte del mérito por una victoria sorpresiva, que tendrá muchos oportunistas generales. Y si Frei pierde, el diputado enarbolará este apoyo como evidencia de que hizo lo que le correspondía para frenar a la derecha. Otros (los presidentes del PS y PDC, y el propio Frei) deberán asumir la responsabilidad del fracaso. En cambio, el ex candidato díscolo intentará construir puentes con una Concertación que enfrentará el fantasma de la disolución cuando esté por primera vez fuera del poder.

Los desafíos de Enríquez-Ominami no son menores: tendrá que entablar diálogo con los sectores progresistas y renovados de la Concertación y deberá inducir un cambio de folio para evitar que Michelle Bachelet sea carta electoral en 2013. En eso, tendrá la colaboración de las generaciones más jóvenes del oficialismo. Pero si bien serán aliados para buscar la renovación de rostros, los otros líderes de recambio del sector saben que su principal rival para 2013 será el propio ME-O. Por ello, no le dejarán el camino despejado para que regrese a la Concertación. Aprovechando que ya está fuera, la generación de recambio -liderada por Tohá, Lagos Weber y Claudio Orrego- buscará balancear un discurso de inclusión con una estrategia para evitar que ME-O se tome la coalición.

ME-O apoyó a Frei omitiendo el nombre del candidato. También, sin anunciarlo formalmente, dibujó el campo de batalla para los años que se vienen y plantó bandera de candidato en esa izquierda desde donde hará oposición independientemente del resultado del domingo.

Director del Magíster en Opinión Pública UDP. Autor del libro "El díscolo" sobre Enríquez-Ominami, a quien respaldó en primera vuelta. Apoya a Piñera para el balotaje.

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