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domingo, julio 26, 2009

Tres candidatos, tres comentarios

Si el gran éxito de la Concertación fue unir a los otrora adversarios del centro y de la izquierda, un pacto entre Frei y Enríquez-Ominami, independiente de quién pase a segunda vuelta, parece ser un precio relativamente bajo para que la Concertación se mantenga en el poder.

LAS ENCUESTAS

En el debate sobre las virtudes y defectos de los distintos tipos de encuesta se resalta la ventaja de las presenciales que incluyen a aquellos sin teléfono y a los que sólo poseen celulares.

Pero las telefónicas también tienen sus ventajas. Además de ser más flexibles para encontrar a las personas seleccionadas aleatoriamente para una entrevista, las telefónicas se pueden realizar en períodos más breves de tiempo y capturan mucho mejor los fenómenos pasajeros que afectan una campaña o el efecto de temas sobresalientes. Por ejemplo, después de un debate televisivo o cuando se quiere medir si una situación de campaña tuvo efecto -como la polémica de esta semana por la participación de Karen Doggenweiler en la campaña de Enríquez-Ominami, las telefónicas son más útiles.

Más que competidoras, ambos tipos de encuestas son complementarias. Las presenciales toman fotografías de mayor resolución y capturan muchos más detalles. Las telefónicas son mejores para escenas en movimiento. Las campañas presidenciales precisan de ambos tipos. Las buenas encuestas presenciales -probabilísticas, nacionales y con transparencia en su metodología y acceso a la información que producen- ubican la carrera en contexto. Las telefónicas bien hechas permiten ir evaluando las tendencias y los efectos de distintos momentos de la campaña y de los aciertos y errores de los candidatos sobre la intención de voto de las personas.

LOS TERCIOS

Históricamente, las elecciones se asociaban con tercios estables y definidos. La derecha, el centro y la izquierda capturaban la simpatía de los chilenos más o menos en partes iguales. El plebiscito de 1988 reordenó las preferencias en torno a dos grandes bloques, Alianza y Concertación. Esta última unió al centro con la mayor parte de la izquierda. En las de 1989 y 1993, la Concertación arrasó, porque la derecha estaba débil y dividida, y porque la izquierda extraconcertacionista no logró levantar candidato potente. En 1999 y 2005, cuando la Concertación presentó candidatos de izquierda, el centro fue el terreno en disputa.

En las presidenciales de 2009, pese a que los tres candidatos reclaman haber superado los tercios, las encuestas muestran que Piñera domina ampliamente en la derecha y Frei gana en el centro y la izquierda. Si bien tiene más apoyo en la izquierda, Enríquez-Ominami aparece como el más transversal entre los candidatos con más apoyo.

FREI Y ENRÍQUEZ UNIDOS…

Una lectura de primer orden de la encuesta confirma que Piñera va primero. Se estanca, o incluso cae, pero sigue primero. Mejor aún, en segunda vuelta gana, porque, aparentemente, los votos de Enríquez no se transferirían a Frei. Si la elección fuera este domingo, ganaría en segunda.

Una lectura de segundo orden es más auspiciosa para la Concertación. Hay una mayoría que no quiere votar por Piñera. Es más, la suma de la Concertación (incluyendo a los renunciados) es más que Piñera.

Pero de poco va a servir si Frei y Enríquez se sacan los ojos en la campaña. La resistencia de los simpatizantes de uno a apoyar al otro candidato de la gran familia concertacionista (separada y en serios problemas, pero familia al fin) hará a Piñera vencedor en segunda vuelta.

El mensaje es claro: la Concertación unida, jamás será vencida. Aun con su popularidad en descenso, para la satisfacción de Piñera, mientras más se pelean Frei y Enríquez-Ominami, más cerca está la Alianza de llegar a La Moneda.

Ya que así como van las cosas Piñera tendrá la primera mayoría relativa en diciembre, la única salida será que los otros pacten un apoyo mutuo, independiente de quién termine en segundo lugar. Si el gran éxito de la Concertación fue unir a los otrora adversarios del centro y de la izquierda, un pacto Frei-Enríquez parece ser un precio relativamente bajo para que la Concertación se mantenga en el poder.

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