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jueves, mayo 10, 2007

Paralela, bisectriz y soberanía

Hernán Pérez Loose | perez@eluniverso.com

Nuevamente ha surgido el asunto de la delimitación marítima con el Perú. Días atrás el Ecuador anunció su retiro de las maniobras Unitas por un desacuerdo surgido con el Perú por la delimitación de los límites marítimos. A diferencia de otras ocasiones, el Perú se negó a discutir, menos a firmar, un protocolo reconociendo su ingreso al mar ecuatoriano cuando sus naves lleguen a la frontera internacional. La posición del Ecuador ha sido que no existe ningún problema pendiente en esta materia. Esta tesis cobró vida a raíz de la firma de los acuerdos de Brasilia en 1998 cuando las partes declararon que habían quedado superados sus desacuerdos limítrofes.

Los hechos parecen decir lo contrario. Está aún fresca la crisis internacional que en octubre del 2005 desató el presidente peruano Toledo con su iniciativa de fijar mediante una ley interna los límites internacionales de su país. No es una coincidencia que las fragatas de las escuelas de las armadas de Perú y Ecuador no se visitan. Ahora nuevamente ha surgido la cuestión a propósito de las maniobras Unitas. Mañana el incidente podrá ser otro.

El país ha preferido optar por la posición de que el conflicto, si lo hay, lo tienen Perú y Chile. Pero no parece ser una posición sostenible en el tiempo. El desacuerdo del Perú con Chile sobre sus fronteras marítimas nos afecta aunque digamos lo contrario. El Ecuador con ambas naciones tiene suscritos sendos tratados internacionales que abordan precisamente dicha delimitación. Si el Perú desconoce a dichos convenios tarde o temprano vamos a tener un conflicto serio. Probablemente ha llegado el momento de enfrentar este espinoso tema con la serenidad y firmeza que el asunto exige.

El núcleo del problema es que mientras el Ecuador invoca dos tratados internacionales, que junto con Chile y Perú suscribió en 1952 (La “Declaración sobre Zona Marítima”, o “Declaración de Santiago”) y 1954 (“Convenio Complementario a la Declaración de Soberanía sobre la Zona Marítima”), como base para la delimitación marítima siguiendo la fórmula de la línea paralela, el Perú simplemente desconoce a estos convenios como tratados de límites. Parece una tomadura de pelo que el Perú diga que “no hay conflicto sobre el límite marítimo”, y simultáneamente se niegue, por un lado, a aceptar los únicos instrumentos que el Ecuador invoca como válidos para su demarcación, y, por el otro, a reconocer dicho límite en la práctica como acaba de suceder con el incidente Unitas.

Los dos acuerdos señalados declaran que la línea divisoria del mar jurisdiccional es el paralelo que parte desde el punto donde la frontera terrestre toca al océano. No solamente que es una fórmula sencilla sino que es la que mejor se adecúa a un perfil costero como el que tienen las naciones de América del Sur con salida al Pacífico. Pero, sobre todo, esa es la fórmula que se pactó.

Es además la fórmula que utilizamos con Colombia (1975), en forma bilateral, y que ha funcionado muy bien. Además, el uso del paralelo ya había sido aceptado por la región como fue la llamada Declaración de Panamá de 1939. Para algunos estaríamos inclusive ante un caso de costumbre internacional aplicable a la región.

Si el Perú desconoce que los mencionados tratados lo son de límites, ¿cuál es, entonces, su posición con respecto a los límites marítimos con sus vecinos? En este punto no hay claridad. Su tesis oficial es que al no existir tratados internacionales específicamente limítrofes, deben estos negociarse. Y como no existe predisposición ni de Chile ni de Ecuador para aceptar semejante cosa, el Perú parecería creer que tiene un amplio margen de flexibilidad. Tanta que hasta ha pretendido fijar sus límites internacionales mediante una ley interna.

Su propuesta es introducir unilateralmente, tanto en el límite con Ecuador como con Chile, una bisectriz de 30º en dirección Noreste, para el primero, y Sureste, en el segundo, respecto a los paralelos que tradicionalmente han servido de límites. Curiosamente al hacer esto el Perú invoca la Convención del Mar (Covemar). Decimos curiosamente porque el Perú no la ha ratificado. Dicho tratado, en efecto, recomienda a las naciones fijar sus límites marítimos sobre la base de líneas equidistantes que nazcan del punto costero donde confluye la frontera (art. 12). Pero es una posición sumamente débil. La propia Covemar declara que en materia de límites marítimos la primacía la tienen los acuerdos que los estados hayan suscritos o llegasen a suscribir. Solo en ausencia de tales convenios se utilizaría la fórmula de la equidistancia. Y aun entonces dicha fórmula no debería aplicarse sino cuando existan “circunstancias especiales”. Hay, además, una sólida jurisprudencia, tanto de la Corte de La Haya (casos como el “Plataforma Continental del Mar del Norte”; “Libia y Malta”; “Golfo de Maine”) como arbitral (Inglaterra y Francia), que no ve a la “equidistancia”, sino a los convenios, el principio rector en materia de límites marítimos.

Tan débil es esta posición, que Chile ratificó la Covemar en 1997, pues no encontró que ella contradecía su tesis. Con ello, además de consolidar jurídicamente su planteamiento frente al Perú, Chile se está beneficiando de ser parte de la que es probablemente la convención internacional más importante y uno de los logros más visibles del Tercer Mundo en materia internacional. El Ecuador lamentablemente sigue sin ser parte de la Covemar, a pesar del liderazgo que tuvimos en su formación.

Si son ciertas las especulaciones que el último incidente es un simple juego en el ajedrez internacional frente a la posición del presidente Correa con respecto a la Base de Manta y ciertos aspectos de la política de los Estados Unidos, juego al que el Perú se ha prestado, entonces el asunto toma otro cariz. Las diferencias que pueden existir con el presidente Correa –y que es natural que existan– no deben ser un óbice para que se asuma una posición constructiva frente a lo que podría convertirse en un conflicto internacional grave. Algo que el Sr. Negroponte lo deberá tener muy claro cuando termine su próxima visita a Quito.

http://www.eluniverso.com/2007/05/09/0001/21/B9A2D99444CD4C00A3415631E794856F.aspx

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.