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martes, diciembre 20, 2005

Una política de Estado Perú-Chile

Tomado de El Comercio, Perú-Lima

Nota: Esta nota es curiosa. Primero que todo, es un economista que se las da de geopolítico. Segundo, habla de que Chile, recurrentemente utiliza la agresión militar para apropiarse de riquezas... curioso, porque Chile no se ha visto enredado en ningún conflicto internacional en más de 120 años. Tercero, hace un llamado a dejar atras las desconfianzas y prejuicios, y lo primero que hace, es descalificar a la sociedad chilena, asignandole actitudes falsas. Cuarto, pretende culpar a Chile de los constantes reclamos peruanos... cuando algunos son tan ridículos, como que recriminen que una canción folklórica de Violeta Parra, dice que la papa (tubérculo) es de origen chileno... cuando Perú, reclama su "paternidad". ¿Puede recriminársele a una cantante folklórica no ser exacta en términos biológicos? (por cierto, ¿puede un país arrogarse la "paternidad" de las papas?).

Por Jorge Chávez Álvarez (*), economista

"Chile ha logrado un desarrollo que permite a muchos productores peruanos contar con mercado atractivo a la mano"

En los últimos años la relación Perú-Chile ha estado plagada de pataletas y sobrerreacciones de un lado y del otro. La última fue el retiro del embajador chileno en Lima de un acto diplomático de nuestra cancillería. Es imprescindible salirse de este juego mediocre, traspasar las nimiedades diplomáticas, practicando una verdadera política de Estado. La relación con Chile es de primera prioridad para el Perú, por ser un país limítrofe con una historia común intensa desde el incanato. Sin embargo, superar el trauma de la guerra no ha sido fácil. Desde el lado chileno, la mayor traba es la actitud arrogante de una clase dirigente proclive a mantener heridas abiertas (el Huáscar como trofeo de guerra y retención de libros y obras de arte sustraídos por el Ejército Chileno durante la ocupación). Esta actitud es producto de un complejo de superioridad que emerge de una lectura sesgada del triunfo chileno y el devenir histórico del Perú. Es común en círculos chilenos la visión de un Perú en proceso de desintegración caótica, producto de la expansión de una masa indígena ignorante que se extiende como mancha de aceite y pone en jaque a la pequeña elite culta e inteligente.

Esta es la interpretación apocalíptica y racista del intenso proceso de mestizaje y de integración social que ha vivido el Perú en las últimas décadas. También subestima la enorme energía creativa de los peruanos, reflejo de un legado histórico cultural insuperable en América del Sur. Esta visión maniquea del Perú le permite a Chile controlar sus temores claustrofóbicos ante un Perú convertido en tapón geopolítico de un lánguido territorio chileno embotellado entre los Andes y el Pacífico. Es este subconsciente geopolítico el que ha impulsado recurrentemente a Chile al zarpazo militar, reprimido hoy por el carácter disuasivo del proceso de globalización (un país en desarrollo en guerra es un apestado en el mercado de capitales) y las cada vez menos predecibles formas de combate y retaliación en las guerras del siglo XXI.

Desde el lado peruano, la mayor traba es la subsistencia de un sector de la población --felizmente cada vez menos representativo-- visceralmente antichileno, que se nutre de las heridas del pasado que Chile se resiste a cicatrizar, para el cual detrás de todos nuestros males está Chile. Se trata de una actitud xenofóbica y revanchista que, en lugar de mirar hacia el futuro, entierra su mirada en el pasado, cayendo en un complejo de inferioridad paralizante, tendiente a la auto subestima de nuestro inmenso potencial natural, cultural y humano.

Para salir de este entrampamiento, una de las primeras prioridades debe ser lograr acuerdos que contribuyan a cicatrizar las heridas abiertas y desmantelar las fuentes de desconfianza. Entre estas destaca el diferendo sobre la delimitación marítima, que debe ser resuelto sin aspavientos. En el probable caso que Chile no acceda a negociar un acuerdo bilateral, el Perú deberá plantear la cuestión al arbitraje de la Corte Internacional de la Haya, al cual Chile tendría que someterse sensatamente, más aun si considera que le asiste la razón.

En paralelo, el proceso de negociación de un tratado de libre comercio entre ambas naciones no debe detenerse. Chile ha logrado un desarrollo económico relativamente auspicioso, que permite a muchos productores peruanos contar con mercado atractivo a la mano. Las inversiones chilenas en Perú pasan de US$4.000 millones y deben ser bienvenidas en cuanto contribuyan al bienestar. Los problemas que pueda haber habido con empresas como Lucchetti, Lan, Saga Falabella o Ripley, pueden corregirse mejor con reglas de juego claras y estables para evitar que cualquier empresa (peruana, chilena o de donde sea) cometa abusos contra la libre competencia, el medio ambiente o el consumidor. No olvidar que los peruanos en Chile pasan de 70 mil y, al margen de algunos casos xenofóbicos, la mayoría vive tranquilo, labrando su prosperidad, mientras nos acerca culturalmente. Construir confianza mutua es la consigna.

* PRESIDENTE DE MAXIMIXE

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.